
Y es que Soledad es a veces dolor, desazón, desasosiego, sinrazón. Como una habitación llena de oscuridad donde no hay nada a lo que agarrarse ni algo con lo que alumbrarse. Ésa es la Soledad que produce miedo, rechazo, asusta y da asco. Ésa es la pesadilla: Soledad impuesta.
Pero también Soledad es tiempo para un@ mism@ en este mundo de caos. Es orden bailando en un batiburrillo de ideas. Es serenidad en la corriente. Es ese camino asfaltado que destaca entre terrenos pedregosos. Es una cuerda firme a la que agarrarse cuando el viento nos arrastra. Esa Soledad es la única que quiero en mi vida. Ésa es la amiga: Soledad elegida.
Soledad como tiempo para la propia alma, como alimento para el espíritu, como despliegue interior frente al vaivén mundano. Soledad como auto-abastecimiento, auto-satisfacción, auto-conocimiento, auto-estima, auto-nomía. Amiga y compañera, refugio y guarida. Como esas tardes de otoño en las que sólo estamos las dos durante horas, descubriéndonos una a la otra, intercambiando cada minuto y alimentando esa relación invisible atada con lazos transparentes. Esa unión infinita que sólo se da entre tú y yo, Soledad.
Y que seguirá existiendo mientras yo exista.
-AliZiA.-
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