viernes, 26 de julio de 2013

Relato de un día.

"Pienso en ti y siento que esta vida no es justa. 
Pienso en ti... y esa mirada tuya."


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Esta mañana una foto me hizo llorar. 
Eran las 7 de la mañana y estaba haciendo tiempo para que mi compañera de piso dejara el baño libre. Como cada día me preparé un café soluble rápido y encendí mi Twitter.
En un segundo una corriente me subió rápido por la espalda. "Te quiero, princesa" decía.
Abrí la foto y era una niña enferma sobre los brazos de su joven tía. Un gesto reflejaba millones de cosas en esas caras. Miles de sentimientos. 

Entre ellos un mensaje positivo destacaba entre líneas sobre la triste imagen, un motivo para luchar. Un motivo para vencer. El Motivo. El que tú y yo sabemos.

Aún filosofando por este hecho y tras twittear varias reflexiones seguidas al respecto, me dirijo a mi trabajo.
Había leido algo ayer en las redes acerca del accidente de tren, y allí lxs jefxs me confirman la información. Me hago consciente de la magnitud del asunto. Muertxs. Muerte.
Miro directamente, casi como queriendo encontrar una respuesta en él, mi tatuaje casi cicatrizado de apenas una semana, que versa "Aquí y ahorA".
No puedo dejar de filosofar ni un minuto.


Mis ideas espirales me han quitado las ganas de fumar y de comer durante la mañana.
La paso como una zombie en el trabajo.
Salgo. Llego a casa. Como. Devoro.


Intento dormir la siesta. Por primera vez en el día el placer me invade. Cierro los ojos.
Me duele la tripa. Los abro. Me duele más. Tengo la regla, fijo. Voy al baño. Confirmo lo bien que conozco mi cuerpo. Me encuentro mal.
(Aún no he dejado de pensar ni un momento.)

Busco paracetamol por todas partes. No hay, no sé qué he hecho con ellos tras tanta mudanza. Me resigno, me re-tumbo y me impongo la energía de mis manos para paliar el dolor.  Me arden. Me alivia. Mi cuerpo se relaja.
Pero mi cabeza sigue. No para. Sigue, en su bucle sin fin.


Me encuentro mejor. Del cuerpo, digo.
Charlo con familiares. Quedo con amistades. Salgo a la calle.



Hablo contigo. (El tiempo se para unos minutos). 


Otra vez sigo filosofando.
Y entre medias de todo esto hago otros cientos de pequeñas cosas. 

Y pienso.

Inevitablemente pasa el tiempo (no hay nada más certero).


Ahora es de noche.

Recuerdo por un momento nuestra conversación de esta tarde. Te amo. 

Busco por la red formas de alimentar mis pensamientos. Inicio acciones con expectativas. Lo vamos a conseguir, sí, ya lo verás.
Ceno a la una de la mañana. No hay prisa, mañana tengo el día libre.
Sigo pensando, y con una mano abro la puerta a Esperanza, mientras intuyo en la sombra a Justicia, que aún nos espía desde lejos. (Se oye una tenue voz indicando que aún queda camino hasta alcanzarla, pero SE OYE. Y eso es lo que cuenta, dice Esperanza.)


((A estas alturas ya no estáis entendiendo este escrito, lo sé. Se me olvidaba deciros que hay una cosa que hago todos los días, y es ser Géminis. Tampoco sé si esto lo estáis entendiendo.))

Casualmente leo un tweet sobre nosotrxs: "Nunca dejas descansar la mente. NUNCA." 
Y así es, desde que me levanté, sigo pensando. PENSANDO. (En Mayúsculas).

Ahora estoy escribiendo, mientras pienso, claro. 

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Éste es el resumen de un día cualquiera. Un día de mi vida en primera persona.
De todos y cada uno de ellos extraigo cada noche una o varias enseñanzas que me ayudan a crecer cada día un poquito más.


La de hoy, tiene mucho que ver con una cosita de cuatro letras que (curiosamente) empieza por A y termina por R y que tiene muchos significados. Uno de ellos, para mí el más importante, es el de SER CAPAZ DE CONSEGUIRLO TODO gracias a su poder.
Todo.

Y hasta aquí ha llegado mi día. Me pongo el pijama, no sin antes agradecer otro 25 más de tu mano :) Me voy a dormir, tengo que descansar. A la cama.


Mi cabeza, en cambio,  quién sabe dónde irá...






- AliZiA. -