viernes, 19 de octubre de 2012

Nómada.

Que va sin rumbo fijo de un lado a otro, sin aposentarse definitivamente en un lugar concreto.

 


Así es mi vida desde hace varios meses: un tumulto de grata inestabilidad, un vaivén acogedor, un viaje continuo con la mochila en las costillas, sin destino, sin prisa, sin meta ninguna salvo disfrutar del paisaje y la compañía -también de la soledad-.


Eso y pasar el Tiempo.


Porque últimamente éste se me escapa como arena entre los dedos, no lo veo, no lo siento. Se limita a venir y saludarme en forma de presente, dándome un beso en la frente, a la vez que deja su suave huella aquí y ahora sobre mi memoria y después se evapora para siempre. Y yo me siento impotente ante semejante fugacidad, nada puedo hacer para frenarlo, salvo volver a cargarme la mochila y cambiar de paisaje una y otra vez, camuflándome cual camaleón a cada paso nuevo que doy, y esperando por si un día me dice: -"Quieta, aposéntate y reposa. Has llegado donde tienes que estar".


Pero de momento no escucho nada. Tampoco sé realmente si quiero escucharlo. Así que yo sigo caminando, caminando, caminando. Sin prisa. Sin pausa. Sin rumbo.


Una vez me dijeron que si no hay meta no hay camino, pero eso no es cierto, no para mí. Mi meta no existe y mi rumbo no tiene brújula, sino que se va forjando mientras doy un paso tras otro, siempre hacia adelante, por esta cuerda floja a la que llamamos vida. Y así me va bien, me gusta este nomadismo, este ser y no ser, este estar y no estar. Este continuo reinventar mi circunstancia con cada lugar. Este continuo improvisar. Algunxs dirían que es escapar. Tampoco lo niego. Sea lo que sea, lo único que sé es que me hace sentir que mi alma aún está viva.


Por ello, mañana seguiré caminando, caminando, caminando. Nueva ciudad, nuevo cielo.


Y mientras me pierdo por desconocidos senderos, me encuentro y me reencuentro con pasados presentes, camuflo mi ansia geminiana insatisfecha y conozco nuevxs acompañantes de paseo, ése al que me refería antes como Tiempo se sigue esfumando.

Eso sí, también va, cada día un poco más, alumbrándome el camino.


-AliZiA.-

3 comentarios:

  1. Caminante no hay camino, se hace el camino al andar...

    ResponderEliminar
  2. Te he contestado en mi blog al comentario, pero como soy nueva en esto... Te lo pego también aquí:
    Lo que no me mola mucho es lo de las mujeres vacías y de moral dudosa. Las mujeres son perfectas princesas, nunca vacías ni de moral dudosa!!

    ResponderEliminar