jueves, 26 de febrero de 2015

Pierdo, luego existo.-




Pierdo pensando
la tarde y el tiempo
como si, a estas alturas,
importase algo perder
o ganar.

Puestxs a perder,
también pierdo la cordura
si a mi unísono respiras,
y me visita la magia
en forma de corriente eléctrica.

Corriente alterna,
corriente continua.

¿Pierdo o Me pierdo?

Desde el otro lado del espejo
veo perdida mi mirada,
andar de la mano con una sombra.
Trastorno ausente. Presente.

Gritaría: "¡sal de aquí!",
pero ya es epicentro,
y quién sabe hace cuánto
dejó su huella en mi luna.

Pierdo, pierdo, pierdo...
la cabeza,
la memoria,
y sobre todo la perspectiva.

Más de una vez
perdí también los principios
atrapada entre lo correcto
y lo inevitable.
Mentí,
traicioné,
dañé, lloré,
morí, maté,
volé, escapé.

Y otra vez me perdí.
Nadie es culpable
de que el fuego lo avive el Aire.

Corderas con piel de lobo
comiéndose la vida a trozos
asqueándose a ratos
queriendo escapar.

Imanes dando vueltas
pegándose al mismo hierro.
Libélulas salvajes
que al vuelo
tiran de la cuerda
hasta ver cuánto se estira.

Pierdo también la cuenta.
De las miradas que chocan
cortando el aire,
de las palabras adivinadas,
de las ganas cohibidas,
de las intenciones disfrazadas,
de los años perdidos,
de los malentendidos.
De este presente discontinuo.

Pierdo
el tiempo,
la oportunidad,
la paciencia,
el norte,
el hilo,
el papel.

Pierdo hasta la vergüenza
cuando digo que GANARÉ.-


-Alizia.-

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