No podía quitarme el sueño de la cabeza, y no era capaz de plantearme qué haría si en vez de dar la vuelta en el colchón y despertarme, el sueño hubiera sido una realidad. Cómo lo afrontaría, qué pensaría, cómo me cambiaría la vida. No creo que los sueños tengan significado, pero sí creo que son señales que nos da nuestro cuerpo para tomar acciones al respecto. Y a partir de éste, he madurado un pensamiento.
Mi salud física ha mejorado en los últimos meses gracias en parte a mi nueva actitud ante la vida, que incluye la alimentación vegana y la reducción de excesos. Mi salud mental también ha mejorado en los últimos tiempos, producto de experiencia, sabiduría adquirida, encuentros con personas sabias y reencuentros con mi yo. Y como de TODO se extrae algo positivo, de este sueño obtengo una reflexión matutina muy importante: aquello de CARPE DIEM elevado a la máxima potencia.
Vivamos. Vivamos sin dolor, sin miedo, sin rencor, sin preocupación. No nos enfermemos. Nuestra enfermedad es producto en un 20% de factores físicos y el resto del porcentaje es de origen ambiental. Nos creamos nuestra propia enfermedad con nuestro estilo de vida, con nuestros hábitos insalubres, con nuestro pensamiento bloqueador de energía vital.
Por eso es tan importante FLUIR. Fluyamos con la mente y demos la mano al cuerpo. Cuidémonos, querámonos, amemos y amémonos. Somos nuestro tesoro más preciado, no esperemos a que las pesadillas se hagan realidad para darnos cuenta.
-AliZiA.-
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